AFP - El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, celebra con sus seguidores su reelección en las presidenciales, en Bogotá, el 15 de junio de 2014 (AFP/Archivos Guillermo Legaria)
La reelección de Juan Manuel Santos Calderón estuvo fundamentada en cuatro razones fundamentales para remontar el resultado de la primera vuelta y quedarse otros cuatro años más en la Casa de Nariño. ¿Cuáles fueron esas circunstancias que hicieron el presidente-candidato obtuviera 7,8 millones de votos y derrotara a su competidor Óscar Iván Zuluaga por 911 mil sufragios?
El primer aspecto fundamental en la reelección de Santos fue el apoyo obtenido en los departamentos de la costa. Y no solo en los de la Atlántica (Córdoba, Sucre Bolívar, Magdalena, Atlántico, Guajira y Cesar), en el el Pacífico colombiano también ganó por un buen margen. Solo por citar los siete departamentos del Caribe, el Presidente obtuvo 2,2 millones de votos.
Y en los cuatro departamentos de la costa Pacífica (Chocó, Valle, Cauca y Nariño) la votación fue de 1,5 millones de sufragios. Esto quiere decir que del total de los votos, cerca del 40 por ciento de esta elección fue lograda en estas subregiones colombianas. En el único departamento con costa que no ganó fue en Antioquia, de marcada influencia y preferencia por el candidato del Centro Democrático. Aunque si uno acerca la lupa puede darse cuenta de que dentro de Antioquia, Santos ganó en las subregión del Urabá antioqueño lo que hace que la tendencia sea la misma.
La segunda razón fue el apoyo conseguido en Bogotá. La capital, a diferencia de la primera vuelta se volcó en favor de Santos, en un resultado muy diferente al obtenido en la primera vuelta, en donde el Jefe de Estado perdió con Zuluaga por un poco menos de 4 puntos porcentuales. Esta diferencia se debió, sin duda, al apoyo logrado tras las alianzas con los sectores de izquierda encabezados por Clara López y el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. Además, por las adhesiones de otras figuras políticas muy fuertes en Bogotá como Antanas Mockus.
El tercer punto a favor de Santos en esta reelección fue el sólido bloque que montó para contrarrestar la imagen de apoyo del expresidente Álvaro Uribe Vélez en torno a Oscar Iván Zuluaga y, por ende, para tratar de mantener el resultado de la primera vuelta presidencial. Este colectivo de apoyo tuvo a los expresidentes Belisario Betancur Cuartas (1982-1986), César Gaviria Trujillo (1990-1994) y Ernesto Samper Pizano (1994-1998) como las figuras más representativas que lograron hacerle frente a la determinante figura de Uribe y así controvertirlo como pares. Este apoyo monolítico no se había logrado para la primera votación. En el caso de Zuluaga, además de Uribe, se sumó el apoyo del expresidente Andrés Pastrana Arango (1998-2002), que no logró influir demasiado a la postre en conseguir nuevos votantes de opinión para mantener la ventaja.
Y el cuatro y último punto en favor de Santos fue la estrategia aplicada tras la primera vuelta presidencial del 25 de mayo. Viéndose perdedor reenfocó su mensaje y le apostó de lleno al discurso de la paz y la guerra, lo que a la postre le dio la victoria. Además, dentro de esa hoja de ruta, tras verse perdedor en los primeros comicios (situación que no se imaginaba nadie en esa campaña), la reingeniería mediática de su campaña dio sus frutos. Esta nueva hoja de ruta estuvo fundamentada en un enfilado apoyo de un grueso de los medios, buenas apariciones en la escena pública (debates y entrevistas) y una imagen que se fue fortaleciendo en los últimos días apoyada en una campaña publictaria que dio sus frutos. Al contrario del candidato Zuluaga, que dejó en el ambiente la sensación de haberse borrado al final de la campaña tras una incapacidad médica por una laringitis.
Ahora lo que viene es esperar que el reelecto Juan Manuel Santos empiece a materializar todo lo que prometió en campaña... pero eso ya es otra historia que se empezará a escribir, y, sobretodo, a evaluar, desde hoy.
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